Tierra, flora, y fauna

Mientras que los europeos introdujeron plantas y animales, incluyendo ganado, caballos y trigo, a las Américas, también se encontraron con nuevas especies: ocelotes, jaguares, javelinas, xoloitzcuintlis, alpacas, palmeras açaí, ceibas, jacarandas y muchos más. Reconocer el impacto de la fauna en una sociedad es una manera muy relevante de entender las diferencias culturales, las tradiciones y los sistemas de creencias. Lauren Derby señala que "traer animales al análisis podría acercarnos a la comprensión local del mundo natural y al sincretismo sobre el terreno entre las visiones y prácticas europeas, indígenas y criollas, permitiendo nuevas formas de pensar sobre el cambio ambiental" (2011: 603). Esto también puede extenderse a la flora local.

La cartografía temprana de las Américas a menudo incluía la flora y fauna locales como medio de exotificación. Compare usted la Tabula geographica regni Chile (1646) con la Relación Geográfica de Gueytlalpa (1581). El primero incluye un monstruo marino ficticio, así como animales terrestres que no son dibujados a escala junto a los seres humanos. Los animales, junto con las enormes extensiones de tierra, son retratados como rebeldes y necesitados de orden europeo. Aquí, el conocimiento se produjo para crear una narrativa que promovió la empresa colonial. En la Relación Geográfica de Gueytlalpa, los cartógrafos indígenas, encargados de representar sus áreas circundantes, nos dan un mapa con componentes tanto indígenas como europeos. Los colores azul, verde y rojo están hechos de la flora y fauna local en las Américas (la planta índigo, mineral verde y cochinilla). Glifos que simbolizan colinas están presentes junto a los marcadores europeos como los toros exagerados. La inserción de toros, un animal domético pero no nativo, en el mapa como marcadores de estancias europeas demuestra la creciente privatización de la tierra.

Los europeos importaron la noción de la privatización de la tierra a las Américas como un medio para solidificar su poder, no solo sobre otras culturas, sino sobre la naturaleza. Otra táctica europea fue nombrar y renombrar la flora y la fauna como un medio de imponer orden a la naturaleza en vez de vivir junto a ella en cooperación. Esto quizás se ve con mayor claridad al considerar al oso hormiguero, destacado en Historia natural ediar (1940), que habita partes de América Central y América del Sur. Su nombre en español, oso hormiguero, registrado por primera vez aproximadamente en 1545, nos revela los límites del conocimiento europeo. El oso hormiguero no está relacionado con el oso, pero debido a que los españoles utilizaron un marco de referencia cultural que le pertenecía a su momento del encuentro temprano, el término oso hormiguero sigue siendo prevalente hoy en día. Este nombre inapropiado puede parecer relativamente inofensivo, pero refuerza el poder del lenguaje del colonizador para corromper o borrar el conocimiento, mientras revela la ignorancia occidental.

Esta mentalidad hacia la naturaleza sigue impactando negativamente al medio ambiente y las comunidades hasta el día de hoy, como se ve en los informes post-custodiales de los asociados de LLILAS Benson en Brasil y Colombia que demuestran una destrucción ecológica generalizada en beneficio de las empresas multinacionales. En la "Carta ao Senhor Secretario do Meio Ambiente do Estado de São Paulo" (1990), MOAB, una organización comunitaria afrobrasileña en Vale do Ribeira, protesta contra los planes del gobierno de construir una represa hidroeléctrica debido al daño ambiental que causaría al desplazar a las comunidades afrobrasileñas. Una preocupación similar se expresa en Colombia por la llegada de alambrados.

El colectivo afrocolombiano Proceso de Comunidades Negras (PCN) describe esta valla como ajena a la comunidad: "Aparición de cerco que no es nuestra cultura. Esa es una cultura de personas extranjeras que llegaron al Territorio y llegaron con este método. Esta foto resalta los cercos con Alambre de púa" (1998-1999). La carta y la foto espresanvisiones del mundo que compiten con los discursos occidentales del progreso: vivir con la naturaleza, en lugar de dominarla cercando extensiones de tierra como medio para la privatización de la naturaleza como propiedad. Maribel Falcón impugna esta misma noción en "Esta tierra es su tierra" (sin fecha). Estas diferentes perspectivas impulsan a la obra O Crime Ecologico (2006) de José Francisco Borges, un grabado en papel que yuxtapone la necesidad de conservación junto con motivaciones económicas, ya que el cultivo de soja en Brasil continúa expandiéndose.

Además de ser utilizados en narrativas de control ambiental y sistemas de creencias, la flora y la fauna se han apropiado como símbolos de resistencia y justicia social, como se ve en Manos fuera de El Salvador (1981) de René Castro y Voto (sin fecha) de Sam Coronado. La paloma, símbolo de la paz, y el águila azteca, representan un homenaje al deseo de la Unión de Trabajadores Agrícolas de conectarse con raíces históricas en apoyo a los trabajadores migrantes mexicanos, aquí se presentan como transmisores de mensajes que están vinculados al sentimiento antiimperialista y anticolonial.

Los poemas de Pablo Antonio Cuadra "Mitología del jaguar" (sin fecha) y "La ceiba" (sin fecha) expresan una conexión profunda y sagrada con la flora y fauna de Centroamérica. Cuadra se basa en la reverencia indígena por la ceiba, un árbol que en la cultura maya conecta el inframundo (Xibalba) a través de sus raíces, el plano terrestre a través de su tronco, y el plano del cielo a través de sus ramas de alto alcance. Entre las comunidades amazónicas, la poderosa ceiba sirve como hogar para varias deidades. Es uno de varios poemas que Cuadra destaca en una colección de poesía centrada en árboles nativos de América Latina. Asimismo, el jaguar está presente como una deidad en todas las culturas indígenas mesoamericanas y uno de los muchos animales imbuidos de relevancia cosmológica. Al utilizar estos símbolos en su poesía, Cuadra reivindica las cosmovisiones indígenas.