Durante los siguientes años, Gálvez continuó su inspección implementando nuevas reglas para la industria. Desde la llegada de los españoles a América a principios del siglo XVI, la región había proporcionado muchas fuentes de ingresos a la corona española. Por ejemplo, los lugares costeros trajeron sal, lo que ayudó a las comunidades locales. Cada venta operaba bajo un impuesto real, lo que ayudó a generar ingresos para la monarquía. Gálvez también estableció varios monopolios que operarían directamente bajo la supervisión real. Una de esas industrias fue la producción de naipes.

Cuando 1770 cerró, el Visitador volvió al tema de la administración de la iglesia. Esta vez, escribió un mandato sobre el proceso de ventas por parte de los miembros de la iglesia. Proporcionó un procedimiento detallado, incluyendo la creación de registros formales con testimonios de su autenticidad.

También en diciembre de 1770, Gálvez trabajó con contadores locales y miembros de la industria para analizar la producción de naipes durante los últimos cinco años. Una figura clave en estos cálculos fue Juan José de Echeveste, quien ocupó un puesto de supervisor en la industria. Hicieron esta tabla comparativa sobre costos y ganancias de producción. Organizado por año, registra el monto de cada tipo de tarjeta producida. Hacia el final del documento, los autores señalan que la ganancia total enviada a la monarquía en España fue de 189,450 pesos.