La Visita Comienza

Después de que el monarca le nombró Visitador en 1765, Gálvez embarcó en el largo viaje desde España a México. Al llegar, tuvo muchas tareas que lo llevaron hacia múltiples direcciones. Para ayudar al Visitador a cumplir con todas estas responsabilidades, el monarca había proveído a Gálvez un pequeño equipo de escribanos, contadores y asistentes. Juntos, abordaron una variedad de cuestiones, desde una gran reforma institucional hasta cambios de reglas locales.

"Instrucción provisional para el arreglo en la administración y manejo de las rentas y derechos de Su Majestad en la nueva ciudad de Veracruz," página 6
"Instrucción provisional para el arreglo en la administración y manejo de las rentas y derechos de Su Majestad en la nueva ciudad de Veracruz," página 6
1767-02-11

Por ejemplo, el 11 de febrero de 1767, el Visitador publicó un extenso libro de regulaciones específicamente dirigido a la ciudad de Veracruz. Este documento fue exhaustivo. Abordó los impuestos, los procedimientos de envío y las prácticas notariales con un alto nivel de detalle. Hacia el final de este reglamento, Gálvez asignaba salarios a funcionarios individuales; asignó un salario anual de 1000 pesos al gobernador y 500 pesos al tasador.

Como ciudad portuaria importante, Veracruz era crucial para la Corona española. Gálvez tenía la responsabilidad de asegurar que el comercio y el transporte marítimo funcionaran de manera eficiente para garantizar la ganancia. Sin embargo, el Visitador entendió que para que las industrias de una ciudad funcionen bien, el resto del gobierno también debería estar en buena forma. La supervisión de las asignaciones salariales era un aspecto de ese plan. Para cumplir con sus deberes de garantizar el orden, la justicia y la producción, los funcionarios de la ciudad necesitaban un pago adecuado.

Al final del año, Gálvez trabajaba en otra cuestión: los impuestos eclesiásticos. El monarca tenía la responsabilidad de garantizar que las iglesias convirtieran a la población local y mantuvieran los valores católicos. Como representante del rey en la Nueva España, Gálvez asumió ese deber. Una parte importante de esta misión fue monitorear la recolección de limosnas de las iglesias. El 8 de diciembre, firmó una orden sobre las cantidades exactas que las iglesias debían cobrar y presentar a la caja real.



Gálvez a veces utilizó la imprenta para facilitar la distribución de órdenes a los gobiernos locales.