Cruzadas transoceánicas
Imagen grabada de una flotilla española partiendo de la Península Ibérica por un artista no identificado, 1621. Un obispo sosteniendo la bandera papal (llaves cruzadas bajo el sombrero papal) parece liderar la flotilla, la mayoría de las cuales portan el mismo estandarte. Un conquistador sosteniendo la bandera de Castilla (una torre) en la galera de la parte superior central parece seguir al clérigo, indicando que el viaje fue una cruzada cristiana. Observa a los monarcas católicos españoles, Fernando V e Isabel I, en la parte superior derecha despidiendo a las embarcaciones.
Inicialmente, los europeos fijaron su mirada más allá del océano Atlántico en busca del comercio de especias de Asia. Apostando en las proyecciones de un explorador italiano, Cristóbal Colón, los monarcas católicos, Fernando V e Isabel I, financiaron su expedición hacia aguas desconocidas en 1492. Como cuenta la historia, él no encontraría lo que propuso. En lugar de descubrir un paso marítimo hacia las Indias Orientales o tierras en torno al océano Índico, Colón se topó con un "Nuevo Mundo" lleno de recursos para los europeos.
Basados en la información que Colón y otros exploradores transmitieron, los cartógrafos comenzaron a inventar gráficamente la idea de lo que se encontraba más allá del océano Atlántico. Poco a poco, las "Américas", llamadas así en honor a otro navegante italiano, Américo Vespucio, comenzaron a tomar forma en mapas que surgieron a principios del siglo XVI. Estas representaciones sirvieron como instrumentos y símbolos de poder: las representaciones cartográficas de tierras más allá de los océanos permitieron a los soberanos europeos reclamar y representar imperios "globales".
Mapa en color del mundo que representa una temprana comprensión de las Américas a la izquierda por un artista no identificado, 1537.
Estas imágenes cartográficas fueron una "empresa creativa" europea que inventó la idea de las "Indias", o tierras al otro lado del océano Atlántico que la Corona española reclamaba (Padrón, 27-28). A pesar de la representación de islas enteras, continentes y océanos como parte del Imperio español, la realidad era diferente. Representantes reales y vasallos españoles ocupaban nodos geográficos clave y reclamaban los conductos de transporte, o "corredores de autoridad legal", que los conectaban para establecer una red de espacios que representarían la soberanía española. Esto resultó en un "tejido imperial lleno de agujeros, cosido a partir de piezas, un enredo de hilos" (Benton, 2).
Si bien los océanos nunca realmente podrían pertenecer a nadie, las tierras que se encontraban más allá si podían pertenecer al imperio en la mente de los soberanos. Volviendo a donde comenzó, la Corona española finalmente logró alcanzar el comercio de las Indias Orientales cuando cruzaron sus exploradores el océano Pacífico y llegaron a lo que se llamaría Filipinas en 1565. Antes de la dominación española, el archipiélago ya tenía relaciones económicas sólidas con China y otras naciones del continente y Asia del Sur. Así, rápidamente se convirtió en el nexo de comercio entre España y el Oriente. Para marcar formalmente su presencia, los españoles establecieron Manila en 1571 y convirtieron a las Filipinas en el bastión del imperio en Asia.
Además de influir en el mercado asiático, la Corona española también buscó impartir su cultura y religión. Para la década de 1540, los jesuitas, entre ellos San Francisco Javier, ya habían establecido misiones en el sudeste asiático y Japón. A lo largo de la segunda mitad del siglo, los sacerdotes católicos recopilaron información sobre creencias y prácticas espirituales asiáticas, como el confucianismo y la adoración de los ancestros, para abordar el proselitismo. Sin embargo, las ideologías cristianas y el antagonismo hacia los gobernantes y costumbres japonesas finalmente llevaron a su persecución a finales de la década de 1560. Esto alcanzó su punto máximo en 1597, cuando veintiséis padres jesuitas, entre ellos Felipe de Jesús, quien se convertiría en el primer santo novohispano, fueron martirizados.
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"Mapa de las Islas Filipinas"
Map of the Philippines, indicating the names of the islands and their settlements, bays, ports, rivers, and lakes. Along the island coasts, the cartographer depicted sailing ships and Saint Francis Xavier on a chariot being pulled by seahorses and mermen. The frame around the map title depicts indigenous and Asian men and women with babies, umbrellas, bows, and shields. —— Mapa de las Filipinas, que indica los nombres de las islas y sus asentamientos, bahías, puertos, ríos y lagos. A lo largo de las costas de las islas, el cartógrafo representó buques y San Francisco Javier en un carro tirado por caballitos de mar y tritones. El marco alrededor del título del mapa muestra a hombres y mujeres indígenas y asiáticos con bebés, paraguas, arcos y escudos.
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"Tratado...para prohibir a los Cristianos Chinos algunas ceremonias...hacen en veneración de su maestro el Confucio...", prologo
In three parts, the treatise discusses the structure and composition of the Mandarin language, the teachings of Confucius, and spiritual practices and customs related to the veneration of the ancestors. —— En tres partes, el tratado analiza la estructura y composición del idioma mandarín, las enseñanzas de Confucio y las prácticas y costumbres espirituales relacionadas con la veneración de los antepasados.
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"San Felipe de Jesús Mártir del Japón y Patrón de la Ciudad de México, su Patria"
Illustration of Philip of Jesus tied at the cross and pierced with spears. Vignettes of his journey to and martyrdom in Japan are on each corner of the composition. —— Ilustración de Felipe de Jesús atado a la cruz y atravesado con lanzas. En cada esquina de la composición hay viñetas de su viaje y martirio en Japón.
Conectando la metrópoli con sus territorios lejanos, los puertos de la Nueva España eran quizás los nodos más resguardados en la red imperial. La Corona española canalizaba el comercio transoceánico autorizado a través de estas ciudades costeras para mantener un firme control sobre la economía, especialmente sus ingresos. Anualmente, la plata americana salía del continente a través de los puertos novohispanos para alimentar las economías y guerras globales en Asia y Europa. En la costa del Pacífico, Acapulco abastecía el Galeón de Manila con plata destinada a las Filipinas y más allá, para traer de regreso bienes chinos, como seda, especias y porcelana. En la costa opuesta, Veracruz enviaba plata a través del Atlántico para rellenar las arcas del Imperio español.
Bibliografía
UT Catalog | Worldcat | Benton, Lauren A. A Search for Sovereignty: Law and Geography in European Empires, 1400--1900. Cambridge: Cambridge University Press, 2010.
UT Catalog | Worldcat | Flynn, Dennis O, Arturo Giráldez, James Sobredo, Dennis O Flynn, and Arturo Giraldez. European Entry into the Pacific: Spain and the Acapulco-Manila Galleons. 1st ed. Vol. 4. Florence: Routledge, 2001.
UT Catalog | Worldcat | Padrón, Ricardo. The Spacious Word : Cartography, Literature, and Empire in Early Modern Spain. Chicago: University of Chicago Press, 2004.