Su Alteza Serena y el presidente ausente




Reflecting the caudillo politics of nineteenth century Latin America, Mexico called on Santa Anna to lead as president time and again (67). “The Hero of Tampico” was overwhelmingly elected for the first time in 1833, and at different times he was popular over the next two decades (68). Santa Anna was president a total of eleven times, but held the office so intermittently that his terms altogether lasted about six years. His last term (1853-1855) was a repressive dictatorship that became a conspicuous part of his legacy. But it was markedly different from his other presidencies, in which he had a major reputation of being absent from office (69).


Esta infografía destaca las instancias en las que Santa Anna se desempeñó como presidente y los intermedios en los que confió el país a presidentes interinos. Por ejemplo, los mexicanos lo eligieron presidente por primera vez el 1 de abril de 1833, pero de inmediato entregó sus responsabilidades presidenciales a su vicepresidente, Valentín Gómez Farías (70).

En la parte superior izquierda de la infografía, un icono con la etiqueta de “Gómez Farías” representa esta primera instancia en la que Santa Anna optó por dejar la capital en lugar de ocupar su cargo electo. Los íconos con el retrato de Santa Anna representan la época en que se desempeñó como presidente en la capital. Además de Gómez Farías, cedió el cargo a Miguel Barragán, su ministro de Guerra, y José Justo Corro, su ministro de Justicia y Asuntos Eclesiásticos (71).



Los historiadores han sostenido que a Santa Anna le disgustaba gobernar y que ambicionaba más la gloria que el poder político (72). En sus memorias, escribió: "Preferí los peligros de la guerra a la vida seductora y buscada del palacio" (73). En la década de 1830 entregó el mando del país a presidentes interinos en cinco ocasiones, lo que le permitió llevar a las tropas personalmente a la batalla en lugar de gobernar en la capital (74). También se excusó de gobernar por varias otras razones, la mayoría de las veces alegando la necesidad de "recuperarse" en sus haciendas (75).


Carta a Sebastián Camacho, página 1, Antonio López de Santa Anna (autor), 1830-06-17.

En esta carta, Santa Anna escribe desde Manga de Clavo, una de las cuatro haciendas que compró a lo largo de su vida (76). Pasó largos períodos de tiempo retirándose aquí durante sus presidencias, disfrutando de una vida rural sencilla y practicando un "régimen de salud" (77).

Santa Anna compró Manga de Clavo en 1825. En esta carta, que data de 1830, describe la recuperación de su salud gracias a la cantidad de leche que bebe, disfrutando una "tranquilidad extraordinaria". También afirma que no cambiaría este tipo de vida "por ningún título en el mundo". El presidente ausente a menudo expresó este sentimiento después de que asumió el cargo, particularmente durante sus mandatos de la década de 1830 (78).



Aunque popularmente se le conocía por su absentismo, los conflictos reformistas de la época también caracterizaron las presidencias de Santa Anna (79). Al retirarse a la vida rural y dejar el gobierno a otros, como su vicepresidente o ministro de guerra, permitió que "los grupos de interés revelaran su mano [y] se extralimitaran" bajo su gobierno (80). Luego regresaría al cargo como "árbitro de conflictos...con mayor influencia que antes" (81). Cada vez que los mexicanos lo llamaban para que volviera a gobernar, Santa Anna regresaba con entusiasmo para construir su reputación como salvador nacional (82).


Edicto pastoral que establece un triduo de agradecimiento a Santa Anna, José Nicolás Maniau y Torquemada, Juan Bautista de Arechederreta y Escalada, José María Bucheli, Manuel Mendiola (autores), and Juan Manuel Irisarri y Peralta (contribuidor), 1834-06-28.

Este edicto del cabildo eclesiástico de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México describe a Santa Anna como una “estrella brillante” que los liberó de la agitación político-religiosa. Data de 1834, año en que se convirtió en dictador por primera vez. A raíz de un decreto llamado “El Plan de Cuernavaca”, asumió la dictadura para revertir las reformas liberales que amenazaban los fueros, o privilegios, de la iglesia y los militares (83).

Los historiadores han afirmado que Santa Anna no pretendía una dictadura tiránica o perpetua en este momento, a diferencia de su último mandato. En sus dos primeras dictaduras, llenó temporalmente un vacío en el liderazgo mientras el Congreso redactaba una nueva constitución (84). ¿Qué intenciones pudo haber tenido Santa Anna cuando se convirtió en dictador por primera vez? ¿Qué grupos o individuos podrían haberse beneficiado de su gobierno?



Entre sus presidencias, Santa Anna se levantó y cayó dramáticamente del poder (85). Antes de su dictadura final y duradera, fue exiliado dos veces y fue dictador en breves intervalos. El Congreso lo envió por primera vez al exilio en 1844 "con el argumento de que había intentado subvertir la constitución" (86). En 1848 se exilió nuevamente después de la vergonzosa derrota de la Guerra México-Estadounidense (87). A pesar de su historial de despotismo y deshonra, muchos mexicanos creyeron que “la ausencia de Santa Anna los privó de su único protector” cuando lo invitaron a volver a gobernar por última vez (88).


"Memorias del 6 de diciembre de 1844", Ortega (artista) and José Severo Rocha (litógrafo), circa 1845.

En 1841, el decreto "Las Bases de Tacubaya" otorgó a Santa Anna "poder casi absoluto" después de que el gobierno centralista cayera y México necesitaba de un nuevo gobierno. En esta época, Santa Anna tenía varios grupos de interés y seguidores aduladores llamados santanistas (89).

Esta litografía afirma que Santa Anna participó en una “tiranía escandalosa” durante el régimen de 1841-1844, su penúltimo mandato como gobernante de México. La escena representa “La Revolución de las Tres Horas” de 1844, en la que el público se rebeló masivamente contra Santa Anna. Durante esta memorable revuelta, una turba enfurecida desenterró su pierna de su monumento funerario y la llevó a las calles al grito de "¡Viva el Congreso!" (90).

En la litografía, un personaje en primer plano ha roto cadenas a sus pies y se encuentra al borde de un agujero lleno de demonios. Observe que otros tres personajes la retienen. ¿Qué personas, ideales o conceptos podrían representar estos cuatro personajes?



Como ha señalado el historiador William Fowler, "es la última dictadura [de Santa Anna], caracterizada por su extravagancia y represión brutal, que la mayoría de la gente recuerda" (91). Dos meses después de iniciado el mandato, el asesor de Santa Anna, Lucas Aláman, murió y, sin su guía, el presidente comenzó a abusar del poder (92). El mismo Santa Anna se hizo llamar "Su Alteza Serena" y se propuso ser un dictador perpetuo (93). Censuró los periódicos que se le oponían y quemó aldeas de indígenas que se rebelaron contra él (94). El tirano enajenó a prácticamente todos los mexicanos cuando vendió el territorio de la nación para financiar su dictadura, y una rebelión liberal cada vez más fuerte lo llevó al exilio final (95).


Retrato de Juan Álvarez, circa 1855.

Este retrato representa a Juan Álvarez, un caudillo que lanzó una revuelta contra "Su Alteza Serena" en 1854 (96). Álvarez era un político de herencia española gallega y afro-mexicana que contaba con el apoyo de una mezcla de comunidades criollas, mestizas e indígenas de Guerrero (97). Él, Ignacio Comonfort y otros caudillos sureños armaron “El Plan de Ayutla” para expulsar a Santa Anna y preparar un nuevo congreso (98).

Santa Anna nunca volvió a gobernar México. Álvarez y Comonfort, ambos liberales, cumplieron mandatos presidenciales a fines de la década de 1850, el inicio de un período histórico que ahora se conoce como la "reforma de mediados de siglo" de México (99). Imagina que vivías en México en ese momento. ¿Cómo esperarías que evolucione el panorama político del país después de la “era de las revoluciones de Santa Anna”? ¿Qué circunstancias predecirías que cambiarían o permanecerían igual?






(67) Lynch, Caudillos in Spanish America, 236. Dawson, Latin America Since Independence, 46.

(68) Fowler, “Santa Anna and His Legacy,” 5.

(69) Ibid 1, 5 -6. Dawson, Latin America Since Independence, 46.

(70) Fowler, Santa Anna of Mexico, 377.

(71) Ibid 157-58, 377-78.

(72) Fowler, “Santa Anna and His Legacy,” 6. Fowler, Santa Anna of Mexico, xii, 163.

(73) Antonio Lopez de Santa Anna, Mis memorias: escritas de mi puño y letra sin ayuda de nadie en mi último destierro, manuscript, OCLC 29948821, The Nettie Lee Benson Latin American Collection, Antonio López de Santa Anna Collection, 1821-1878, 19. Quoted in Fowler, Santa Anna of Mexico, 163.

(74) Fowler, Santa Anna of Mexico, 369-389.

(75)Fowler, “Santa Anna and His Legacy,” 6, 15. Lynch, Caudillos in Spanish America, 328.

(76) Santa Anna tenía tres haciendas en Veracruz (Manga de Clavo, El Encero y Paso de Varas) y uno en Turbaco, Colombia. Lynch, Caudillos in Spanish America, 327-8.

(77) Ibid 327-8.

(78) Ibid.

(79) Fowler, “Santa Anna and His Legacy,” 6.

(80) Lynch, Caudillos in Spanish America, 364.

(81) Ibid.

(82) Dawson, Latin America Since Independence, 46.

(83) Anne Staples, “Clerics as Politicians,” in Mexico in the age of democratic revolutions : 1750-1850, ed. Jamie E. Rodríguez, (Boulder: Lynne Rienner, 1994), 239.

(84) Fowler, Santa Anna of Mexico, xx. See also Manickam, “‘El Seductor De La Patria’,” 18.

(85) Dawson, Latin America Since Independence, 46. Lynch, Caudillos in Spanish America, 345.

(86) Lynch, Caudillos in Spanish America, 345, 831. In June of 1845 he was at exile in Cuba.

(87) Fowler, “Santa Anna and His Legacy,” 1, 12. En 1848-1850, estuvo exiliado en Jamaica, y en 1850-1853, estuvo exiliado en Turbaco, Colombia.

(88) Lynch, Caudillos in Spanish America, 234.

(89) John Lynch, Caudillos in Spanish America, 341-45. Fowler, Santa Anna of Mexico, 380.

(90) Fowler, Santa Anna of Mexico, 239.

(91) Ibid xxi.

(92) Ibid. Olivera and Crété, Life in Mexico Under Santa Anna, 15-16.

(93) Fowler, Santa Anna of Mexico, xxi, 300.

(94) Olivera and Crété, Life in Mexico Under Santa Anna, 15-16.

(95) Ibid. Fowler, “Santa Anna and His Legacy,” 14. Lynch 358-61.

(96) Olivera and Crété, Life in Mexico Under Santa Anna, 16.

(97) Lynch, Caudillos in Spanish America, 81, 128, 332.

(98) Ibid 358-61.

(99) Fowler, “Santa Anna of Mexico,” 317.